El Libro de las Sombras | Rituales de Iniciación | Iniciación al Tercer Grado

Antes de iniciar el sublime rito pido la purificación de tus manos.
Escuchad, oh! Poderes del Este (Sur Oeste Norte), las dos veces santo y consagrado *** (nombre de brujo) gran sacerdote y mago (gran sacerdotisa y reina bruja), quien está preparado y ahora va a erigir el anciano altar.
Yo debo pedir purificación aún una vez.
Ahora, debo rebelar un gran secreto.

Ayudadme a erigir el anciano altar donde todos adoraron en otro tiempo... el gran altar de todas las cosas.
En los tiempos ancianos la Mujer fue el altar.
Así, el altar fue elevado y situado
Y el lugar sagrado fue un punto en el centro del Círculo.
Nos ha sido enseñado que el punto central es el origen de todas las cosas.
Nosotros debemos, entonces, adorarlo.
Y aquello que nosotros adoramos debemos también invocar, por el poder de la lanza alzada.
Oh! Círculo de estrellas del cual nuestro Padre no es más que hermano menor, maravilla que sobrepasa la imaginación, alma de los infinitos espacios ante la cual el tiempo se sonroja , el espíritu se perpleja y la comprensión se oscurece..
Nosotros sólo podemos alcanzarte amando tu imagen. Así, por semillas y raíces, por ramas y brotes, por hojas y flores y frutos nosotros te invocamos, oh! Reina del Espacio, oh! Joya luminosa,
Perpetua de los Cielos.
No se habla de ti como Una, sino como Ninguna.
No permitas que de ti se hable de modo absoluto puesto que eres perpetua.
Tú eres el punto que nosotros adoramos,
El punto en el interior del círculo,
El punto de Vida sin el cual no seríamos.
Así son elevados los pilares gemelos,
Erigidos en la belleza y la fuerza
Para la admiración y gloria de la humanidad.
Oh! Secreto de los secretos
Que se esconde en todo viviente ser,
No es a ti a quien nosotros adoramos
Pues este que adora eres también tu
Tu eres esto y yo soy aquello.
Yo soy la llama que arde en el corazón de cada hombre
Y el núcleo de cada estrella.
Yo soy la Vida y el dador de Vida,
Así pues, el conocimiento de mí es el conocimiento de la muerte.
A mí sólo, yo soy el Señor en nosotros
Cuyo nombre es misterio de misterios.
Abre los caminos de la inteligencia entre nosotros,
Pues aquí están los cinco verdaderos puntos de comunión...
Pies con pies,
Rodillas con rodillas,
Lanza y Grial,
Pecho con pecho,
Labios con labios.
Por el gran nombre de Cernunnos,
Por el hermoso nombre de Aradia,
Que nuestros corazones sean reconfortados,
Que la luz se cristalice en nuestra sangre
Asegurando nuestra resurrección,
Pues no hay parte en nosotros que no sea divina.